Hola.
Mi nombre es Lucio Flavio y comencé a trabajar en una panadería a los 18 años.
En 1999 el acceso a internet estaba muy restringido y no había buscadores como hoy, por lo que las primeras fake news ya las contaban los panaderos y pasteleros más antiguos.
Cuenta la leyenda que un panadero trabajaba solo de noche y se le encomendó toda la producción para que la panadería abriera por la mañana, incluida la llave de la puerta y la autonomía para trabajar sin supervisión.
Pero en un hermoso día, aprovechando sus “privilegios”, el ciudadano pasó por un bar, jugó al billar, “se lo bebió todo” y comió mucho chicharrón.
Even “more there than here”, his instinct took him to the bakery. As soon as he started to work, he got sick when looking at that huge mixer rotating in front of him, so he regurgitated his entire meal at the bar. With no idea what he was doing, he finished his “smeared” job, really.
In the morning everyone arrives, and the baker is there, in an alcoholic coma.
Los dependientes se sorprenden por el aspecto del pan, pero deciden ignorarlo y comienzan el trabajo, que cuando lo notaron los propietarios, ya era demasiado tarde.
Se aplicaron castigos, se tiraron algunos panes de ese desastre y ahora todos esperaban lo peor.
Al día siguiente todos estaban aprensivos y nadie miró al primer cliente a los ojos … Entonces el empleado susurra un buen día tembloroso, y para su sorpresa, el cliente le pregunta si tenía ese pan crujiente del día anterior. Para “mejorar” la situación, todos los clientes también lo hicieron.
A partir de ese día, el pan crujiente se convirtió en un atractivo “en mi ciudad”, y ahora se ha elaborado dentro de los estándares de higiene, sin que los clientes se enteren de lo sucedido.
He escuchado la misma historia sobre pan de fiambre, y estoy seguro de que en cualquier ciudad y región en la que te encuentres, has escuchado la misma historia con el nombre de una panadería local, con presuntas personas involucradas y eso sucedió en tu ciudad.
Pero ten la seguridad, parece que no es más que una “conversación descartada” que se repite desde hace muchos años y se ha convertido en una leyenda urbana.
